En Navidad, no podemos olvidarnos de aquellas personas que pasan necesidades. Debemos ser conscientes de que no en todas las familias se pueden comprar regalos, adornos o comida especial. Conocer otras realidades y valorar la suerte tenemos.
En mis primeras Navidades en Estados Unidos, hace ocho años, descubrí los stockings o calcetines colgados de las chimeneas. Unos adornos preciosos, que junto a las postales de Navidad, me conquistaron completamente. Inmediatamente mi marido y sus padres me compraron un calcetín, que colgué ese año de la chimenea de mi nueva familia, y que desde entonces, cuelgo cada año desde cualquier mueble de nuestra casa. Ese año, por primera vez, Papá Noel me dejó regalos pequeños que me llenaron de ilusión: chocolatinas, bolígrafos de colores, unos pendientes, libretas… Regalos aparentemente insignificantes, pero cargados de valor para mí. Lo mejor de todo fue el regalo invisible que recibí. Disfruté de unas Navidades cargadas de risas, diversión, amor, compañía, donde las cosas materiales estaban en un segundo lugar, el estrés del consumismo de regalos ni siquiera había aparecido, y lo importante era la calidad del momento en familia. Desde entonces, solo pido y deseo una única cosa… poder vivir y sentir la magia de la Navidad junto a las personas que más quiero.
-Cristina Expósito-
Actividad- Construir un calcetín gigante con los calcetines de los miembros de la familia
MATERIALES: un calcetín por cada miembro de la familia.
La actividad propuesta para este día es construir un calcetín familiar usando calcetines desparejados.
¿En cuántos cuentos del libro aparecen calcetines?
La escritora / la ilustradora
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